Por Catalina Rosas
Cuando se reunió el Consejo Nacional del partido MORENA con la asistencia de los partidos aliados del Trabajo y Verde Ecologista de México, para acordar los lineamientos que debieran seguir la Coordinadora o Coordinador de la defensa de la Transformación esta figura que han denominado para que sea elegida o elegido la o el próximo candidato o candidata del Movimiento de Regeneración Nacional. La videoconferencista de SinEmbargo Violeta Vázquez Rojas señaló que los acuerdos que se formalizaron en el Consejo y que ya habían sido pactados previamente con el Presidente Andrés Manuel López Obrador, cuando se reunió con las Corcholatas, Gobernadoras y gobernadores y la virtual ganadora de la gobernatura del Estado de México Maestra Delfina Gómez. Ahí parte de los acuerdos tomados fueron que nadie llevaría porras el domingo del Consejo Nacional, sin embargo; a Claudia Sheinbaum la recibieron gritándole la consigna de -piso parejo- cualquiera que haya escuchado las noticias desde hace 6 meses sabe que esas son las palabras que Marcelo Ebrard, Ricardo Monreal y sus seguidores suelen señalar equidad en la contienda, solo que curiosamente va dirigida a una aspirante en particular, lo que demuestra que no se trata de una demanda general que sería lo más legítimo, si no una especie de grito de guerra dirigido a una persona en específico, con el fin de abonar de que esa persona contiende a partir de una ventaja desleal.
La consigna de -piso parejo- a muchas mujeres nos resuena distinto, nos hace pensar justamente en ese lugar desde donde nunca inicia la carrera política de una mujer, las mujeres en política y en todos los ámbitos profesionales tienen que demostrar una capacidad que en los hombres rara vez se pone a prueba, se les somete a un doble estándar imposible de satisfacer, por un lado salir del estereotipo de mujeres frágiles y dependientes, por otro, si se salen de ese estereotipo se les juzgan duramente como histéricas y mandonas, las razones emocionales de los hombres son juzgadas de manera diferente. Por ejemplo, si dejan ver sus molestias es porque son de carácter firme y si sonríen y hacen bromas es porque muestran su rostro humano. En el video que circuló en las redes, donde Claudia Sheinbaum le reclama a Alfonso Durazo que no se habían cumplido los acuerdos y que una porra la recibió a gritos, fue aprovechada por varios caricaturistas para criticarla duramente y con saña gráfica. Berrinche y arrogancia fue el cartón de rictus en el financiero, en Reforma, Camacho la dibuja pequeñita parada sobre un dedo índice presumiblemente el del Presidente, y señalando con el suyo -a donde yo llego me respetan-, en Milenio Ricardo R. de la Madrid, escribió que el que Sheinbaum no haya sido capaz de buscar otro momento para exhibir su coraje, habla de su carácter, presumiblemente a juicio del columnista habla de su mal carácter, porque no pudo hablar con El sin mostrar su coraje, porque o cuidó las formas, en El Universal una columnista señaló que los preceptos básicos del feminismo no aplican para Claudia Shienbaum, porque según ella no abandera las causas feministas. Cuando el feminismo es un movimiento emancipatorio, cuyo rasgo primordial es reconocer la existencia de un sistema de opresión social que pone en desventaja a las mujeres frente a los hombres, y de acuerdo con la analista éste no contempla a la Dra. Claudia específicamente,más aún cuando dice que Claudia no muestra emociones, es decir la excluyedel reconocimiento de su desventaja estructural por no ser suficientemente femenina ante sus ojos, o sea suficientemente apegada al papel que ese mismo sistema de opresión le mandata, a pesar de que reconoce en su propia columna las desventajas que enfrenta la mujer en cualquier contienda política contra el hombre.
En esos días también Sabina Berman escribió más menos lo mismo. la cito. –Ya me cansé –el dedo índice de Claudia extendido hacia Alfonso. –A dónde yo vaya, se me respeta. Qué autoritaria, comentaron en las redes. Qué soberbia.
Más bien, digo yo, qué típico drama en la vida de cualquier mujer del siglo 21. Son los episodios personales de un encontronazo más extenso. El encontronazo de dos culturas. El milenario Patriarcado –que exige a las mujeres subordinación ante los hombres— y el joven Feminismo –que exige a los hombres igualdad. Y no son episodios francos y de una escena. Nadie dice en voz alta: –Quítate mujer, porque yo soy el macho y el macho debe mandar. No: siempre se dice otra cosa, cualquier otra.
Ni al primer reclamo el Patriarcado acepta su derrota: el Patriarcado martillea y martillea hasta que pueda poner de rodillas a la mujer que reclama piso parejo. Sincerémonos. La verdad es que si Claudia se hubiera quejado del rompimiento de las reglas en tono doloroso, no con energía, le hubieran llamado llorona, y no apta para ejercer la autoridad. Y de no haberse quejado en absoluto, la hubieran considerado pasiva. Y de nuevo, no apta para ejercer la autoridad. Porque la meta del Patriarcado es siempre declarar a la mujer no apta para el poder.
Son reglas sobreentendidas de las arquitecturas piramidales, es decir: patriarcales. Así sea en una empresa o una organización política, al jefe de jefes no se le desafía en público. Sería suicida. ¿Por qué se le exige a Claudia lo que a los otros candidatos nunca? De nuevo, porque el intento es convertir su mayor positivo –su género y su feminismo– en un negativo. Y convendría normalizar la pregunta cada que a una mujer se le descalifica: ¿medirías con la misma vara a un hombre?
Esto no significa que las mujeres servidoras públicas no puedan ser criticadas, las mujeres servidoras públicas igual que otros servidores pueden ser criticadas por su gestión, por su eficacia, sus decisiones, por sus propuestas, por su historial político, etc. . Comparar políticas y resultados. Por ejemplo: en el caso de la Dra. Claudia, se puede comparar entre otras políticas la beca universal para niñas y niños de educación básica y la beca para niños y niñas talento.
Juzgar a las mujeres en cambio por su carácter, por su apariencia o por si tienen o no una actitud femenina, es reproducir los cánones machistas de este sistema de opresión patriarcal.
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