Por Mtro. Isaac Silva.

Sin Autonomía Energética no hay Desarrollo. En términos de desarrollo económico e industrial, una de las maneras en que los países pueden superar el condicionamiento limitante de países que desean mantener el privilegio de decidir por los demás, es lograr la libertad y autonomía energética.

México, como muchas naciones del mundo, ha dependido históricamente de la importación de combustibles fósiles y de la compra de energía eléctrica a terceros para satisfacer las necesidades de su población e industria. A pesar de que es un país con una gran cantidad de recursos naturales, incluyendo petróleo, gas natural y energía solar, no había logrado alcanzar la independencia energética.

Sin embargo, en los últimos años, las decisiones en materia energética del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, han permitido al país avanzar significativamente en la producción de energía propia. Algo que no le ha gustado mucho a algunos personajes del país vecino del norte, quienes incluso se ha atrevido a amenazar flagrantemente la soberanía del país y a criticar sin fundamentos las decisiones que se toman a favor de nuestra autonomía y libertad.

En materia energética, después de la adquisición de la Refinería Deer Park en Houston, Texas, la más reciente acción de nuestro presidente fue la compra de 13 generadoras de energía eléctrica a la multinacional española Iberdrola, para asegurar que la participación nacional en la generación de energía sea mayor a la que se compra a proveedores privados. Esto tiene una gran trascendencia en un momento en que las energías son un factor clave para la estabilidad de las naciones en todo el mundo, ya que se observa que los países altamente dependientes están enfrentando graves problemas que repercuten en su estabilidad a todo nivel: social, económico, industrial, político, de salud y seguridad.

El ejecutivo tuvo la perspicacia de hacer este movimiento en un momento clave, ya que México se mantiene fuerte en el escenario internacional, nuestra moneda es sólida y la perspectiva de crecimiento de inversión es muy importante, en contraste con lo que está ocurriendo con nuestro país vecino del norte, al que se le están saliendo de las manos las consecuencias de algunas de sus decisiones económicas, como el debilitamiento del dólar por la impresión indiscriminada de dólares y su perpetuo afán de intervenir en los asuntos de otros países.

Ante este escenario, encaminado hacia la autonomía energética, no han faltado las opiniones de supuestos analistas de medios de comunicación estadounidenses y de los medios nacionales conservadores, minimizando esta importante acción y criticando agresivamente a quienes la apoyan. Sin embargo, así como el ejecutivo no se amedrenta, quienes apoyan la verdadera transformación tampoco lo hacen, como es el caso de la Dra. Claudia Sheinbaum Pardo, quien ejemplifica muy bien el estoicismo que se requiere para gobernar con objetivos claros dirigidos a salvaguardar la soberanía del país, fortalecer el bienestar y su progreso; la actual Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, expresamente reconoció la habilidad de estadista de nuestro presidente y elogió las ventajas estratégicas, para las generaciones actuales y futuras, de este primer paso hacia lograr la libertad y autonomía energética de nuestro país.

El gran momento histórico que vivimos los mexicanos y la relevante posición en la que México se coloca en el contexto internacional -estatus logrado gracias a que la verdadera

transformación está prevaleciendo– es indispensable la continuidad de esta agenda de desarrollo y progreso, encaminada a consolidar a México como una nación próspera, con un sano equilibrio entre el bienestar integral de sus ciudadanos y un firme impulso al crecimiento económico, tecnológico e industrial, con miras al beneficio de las generaciones actuales y futuras.