Por Arq. Francisco Martínez Manríquez.
El siguiente análisis, tiene por objeto presentar los retos que ha enfrentado la Ciudad de México, para proporcionar los servicios de agua potable, drenaje y tratamiento de aguas residuales y la importancia de consolidar la gestión del agua urbana, con una visión metropolitana. La ciudad de México ha enfrentado retos en relación con el suministro de los servicios de agua potable, drenaje y tratamiento de aguas residuales y una serie de soluciones que se han aplicado.
La ciudad de México ha sido sinónimo de prosperidad en el país, pero su explosivo crecimiento y expansión han afectado su desarrollo y viabilidad. Analizando su crecimiento poblacional, en 1950 vivían 3.05 millones de personas, cifra que aumento a
8.83 para 1980, representando 5.78 millones de habitantes adicionales en solo treinta años, este incremento es mayor a poblaciones como Costa Rica, Nueva Zelanda, Noruega, Panamá, Uruguay o Puerto Rico.
El crecimiento en los siguientes años se ha mantenido estable, pero se ha desarrollado de forma explosiva en los municipios aledaños del Estado de México, creando una Zona Metropolitana, superando en el 2010 los 20 millones de habitantes, siendo una de las más grandes del mundo.
La ciudad, siempre ha enfrentado situaciones en las que por abundancia o escasez de agua, muchas veces alternadas, se suscitaban inundaciones y sequías. A principios del siglo XX, se aprovecharon los manantiales de la zona sur y poniente de la Ciudad para satisfacer los requerimientos de agua a la población, así como el agua subterránea se extraía de pozos profundos en diferentes puntos de la misma, generando perforaciones de pozos continuamente, convirtiéndose el acuífero en la fuente de abastecimiento de agua más importante, donde ingenieros especialistas mexicanos, alertaron sobre el riesgo de la excesiva extracción de agua del subsuelo, señalando que las principales consecuencias sería la consolidación del terreno, ya que en gran parte de la ciudad es de origen lacustre, y que se reflejaría en hundimientos diferenciales del suelo, afectando la infraestructura hidráulica y en un contexto mas amplio la infraestructura urbana y el patrimonio inmobiliario. Ante esta situación, se logra disminuir la perforación de pozos y desde los años cincuenta se empezó a importar agua de una cuenca externa del Valle del Lerma, y para seguir enfrentando las necesidades de agua a la población y sus diversos sectores, se incorpora otra fuente adicional ubicada en una cuenca externa EL SISTEMA CUTZAMALA, entrando en operación desde 1982, proporcionando entre el 25 y 26% del agua a la Ciudad.
Ante esto descrito, podemos decir que el drenaje de la Ciudad, es de tipo combinando, es decir, que se conducen en el las aguas pluviales, como las aguas residuales. La prioridad se ha centrado en realizar una captación, conducción y desalojo lo más seguro y rápido posible, con el fin de evitar inundaciones en la época de lluvias, pero sobre todo evitar los daños en la zona centro, encontrándose esta en la parte baja.
Años atrás, las descargas de aguas residuales, se vertía sin tratamiento a los cauces que corrían por la ciudad, provocando contaminación, generando un grave daño
ambiental, impidiendo su uso y perdiendo fuentes naturales de abastecimiento, convirtiéndose en drenajes a cielo abierto, así como la creciente urbanización disminuyo los volúmenes de infiltración al acuífero, incrementándose los volúmenes a conducir en época de lluvias, ocasionando que la infraestructura quedara rápidamente rebasada, ante ello, los cauces se entubaron para disminuir los riesgos asociados a la salud y sobre ellos se construyen avenidas para entender el creciente tráfico vehicular.
Ante esta situación surge la necesidad de construir el Sistema de Drenaje Profundo, gran obra de ingeniería entrando en operación en 1975 y que actualmente se ha continuado la construcción y puesta en operación de diversos túneles adicionales en toda la ciudad.
En materia de tratamiento de aguas residuales, entra en operación la primera planta en el año de 1956, tratando 160 litros por segundo, con el fin de mantener el agua del lago de Chapultepec, posteriormente se continuó la construcción de pequeñas plantas pequeñas, hasta en el año de 1971 entra en operación la planta más grande dentro de la ciudad (Planta Cerro de la Estrella), con una capacidad de operación de 200 litros por segundo, con el propósito de alimentar los canales y mantener el riego agrícola de la zona chinampera de Mixquoac, Tlahuac y Xochimilco. El agua residual tratada, se utiliza en el complejo deportivo de la ciudad, en el riego de áreas verdes y en el llenado de lagos y canales.
Actualmente, la jefa de Gobierno de la Ciudad de México Claudia Sheinbaum Pardo, ante la situación sobre la Gestión del Agua Urbana, tiene como punto de partida la inclusión de una nueva cultura del agua y el manejo integrado de cuencas, planteamientos fundamentales para una gestión responsable, tanto para la ciudadanía como para los ecosistemas, colocando como prioridad la gestión para la ciudad, el ejemplo más reciente, es la implementación del Plan Integral de abastecimiento de agua potable al Valle de México, priorizando el agua como derecho humano, para necesidades ambientales, para usos sociales y comunitarios y para el desarrollo económico de la región.
Ante los retos que ha enfrentado la Jefa de Gobierno en la Gestión del agua urbana, así como proporcionar los servicios de agua potable, drenaje y tratamiento de las aguas residuales, sin duda alguna, Claudia Sheninbaum día a día consolida la gestión del agua urbana con una visión Metropolitana; solo así y de esta manera, las ciudades pueden incrementar esfuerzos para superar los retos existentes en la gestión del agua urbana, logrando así, garantizar la disposición y distribución diaria, continúa, equitativa, asequible y sustentable del agua, garantizando la recolección, conducción y tratamiento de las aguas residuales, su disposición y reutilización. Así como la Ciudad de México, es ejemplo para las ciudades del País y el Mundo, donde posicionar el tema de la gestión del agua urbana en un lugar especial en las agendas política, económica, social y ambiental, donde siempre se debe seguir trabajando con una visión metropolitana, uniendo las voluntades y esfuerzos del Gobierno local, de los Municipios y del Gobierno Federal.
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