Por: Rogelio Sosa

Leemos en una referencia de Internet: “La Revista Siempre! salió a la luz pública el 27 de junio de 1953 cuando al país vivía la posrevolución y requería de ordenar, pacificar y construir un nuevo marco político y social. José Pagés Llergo fue cronista de guerra y reportero durante la Segunda Guerra Mundial” y agregamos: la línea política de esa revista era afín a la izquierda llamémosle moderada. Sin embargo, igual que muchas publicaciones de ese corte y otras de posiciones de izquierda más radicales, se corrieron hacia la derecha. Así sucedió con la revista ¿por qué?” cuando se transformó con los años en la revista Por Esto! y en las postrimerías del período llamado neoliberal, con la revista Proceso.

Ahora, la heredera de José Pagés, Beatriz Pagés, al frente de ¡Siempre! provoca una denuncia multitudinaria de simpatizantes de la Cuarta Transformación por la publicación en su portada del último número de la revista de una imagen que asocia la figura de Claudia Sheinbaum con los símbolos de nazifascimo provocador de la hecatombe de la Segunda Guerra Mundial.

¡Ah! si José Pages viviera…, es seguro que no se atrevería a semejante desatino; pero, vivimos un período de debacle y crisis de la derecha política de este país y parece que los grupos y personajes de derecha que provienen de la antigua izquierda -como los llamados “chuchos” y otros grupos buscan destacarse con exabruptos y extremos como ese de Beatriz Pagés.

¿Qué diría José Pages, cronista y reportero de la Segunda Guerra Mundial quien conoció de cerca el proyecto y las consecuencias del nazifascimo que incendió al mundo al ver lo que publicó Beatriz en su revista? Sólo la circunstancia del naufragio del proyecto político de la derecha a partir de 2018 y su inexorable hundimiento electoral con una candidata anticipadamente derrotada puede explicar tal desatino.

La publicación de esa portada expresa el estado de ánimo de esa derecha frustrada por el futuro próximo que le espera y que la lleva a ignorar la realidad que ella misma construyó por décadas en la que se aproximó precisamente al corporativismo fascista europeo con un PRI Gobierno nacido en 1929 para el control de las mayorías y el cual, hasta el derechista sudamericano Vargas Llosa identificó como la dictadura perfecta.

Queda a la vista así la identidad fascistoide de Beatriz Pagés frente a su propio espejo intentando que éste refleje otra imagen sin lograr evadir la propia que tiene enfrente. Resultará aleccionador entonces que pretendan ella y quienes coinciden con ella seguir usando esas imágenes para evidenciar lo que son. Al mismo tiempo se despertará en much@s la curiosidad por saber más del nazifascismo y en ese ejercicio de pedagogía política se contribuirá con el avance de la revolución de las conciencias al permitir irremediablemente que mucha gente asocie la teoría y práctica del PRIAN con los experimentos extremos del nazifascimo europeo anterior y actual con su esencia racista, clasista, corporativista y guerrerista.

Finalmente, si la derecha no tiene un proyecto de nación contrario al que enarbola la Cuarta Transformación, salen a la luz pública las entrañas de su pensar y actuar errático surgido de la desesperación y la nostalgia por el poder perdido, así, difícilmente sobrevivirán en la nueva sociedad mexicana politizada y protagónica en la que no caben los desvaríos de esa derecha que está llena de dinero y vacía de contenido.

Se trata de comparar prácticas políticas entre la derecha y la izquierda, no de saturar los medios pagados con exabruptos, insultos y vulgaridades. Ese es el nivel del que la derecha no puede salir y que dibuja ya el desenlace del 2 de junio de 2024 en las urnas.