Rogelio Sosa Pulido

Todos los presagios de tormenta quedaron en presagios. Ni violencia, ni abstención, ni sorpresas por los resultados. La voluntad clara y contundente del Pueblo de México es que continue la Cuarta Transformación con la primera mujer, científica y de izquierda al frente del Poder Ejecutivo Federal. El 1 de octubre, Claudia recibirá la banda presidencial encabezando la marcha de esta nación hacia un futuro de progreso con justicia.

Estamos en la época de Andrés Manuel y Claudia. Igual que la brillante época del Cardenismo fraguada en la Revolución, ellos son construcción del Pueblo Mexicano. Muchas décadas de luchas sociales, de dirigentes honestos, abnegados, de pensadores y gente común como nuestras familias fueron protagonistas que nunca se rindieron. Esas generaciones heroicas soportaron sin resignarse la profunda injusticia, represión y corrupción de los grupos minoritarios de poder que nunca se saciaron y que han puesto a la nación ante el riesgo de nuevos grandes conflictos como los que generaron las luchas armadas del pasado. Por eso, es grande y de alcances históricos lo que pasó en 2018 y el día de hoy.

En efecto, hay que valorar el tamaño de la hazaña cívica y política de decenas de millones de votantes que hoy avalaron el camino de izquierda que se ha abierto desde el 2018 y más considerando su naturaleza pacífica y sobre todo la participación decidida de las juventudes quienes portan la esperanza y la confianza que el tren de la transformación y estos vientos de cambio renovarán para bien el presente y el futuro de México.

¿Qué sigue? Va a suceder lo que este Pueblo quiere que siga. Claudia propone, pero, el pueblo dispone, así es la cosa en la democracia.

La candidata Claudia ya recorrió varias veces el país y escuchó a la gente de todos los sectores y territorios. Tiene el pulso de los sentimientos de la nación de esta época. Los diálogos para la transformación y el apoyo de miles de profesionales de la ciencia y la academia de las treinta y dos entidades de la República son avances estratégicos. Ahora, la Presidenta Claudia Sheinbaum volverá a recorrer la República para abrazarse con tod@s y ratificar su compromiso de transformación democrática.

En su intensa campaña por la Presidencia lo dijo en todos lados: no hay promesas, sólo compromisos. Llegó el momento de ratificarlos para emprender la gran tarea sexenal el primero de octubre de este año y como le dijeron los pueblos originarios, habrá que hacerlo codo a codo con la gente, sin varita mágica pero, honrando el bastón de mando que recibió de AMLO cuando ganó la candidatura presidencial de la 4T, el bastón de mando que le dieron esos pueblos y sobre todo el bastón de mando que le entregó el día de hoy este pueblo levantado.

Es de esperar que en este sexenio por iniciar se aborde como prioridad la construcción de MORENA como un verdadero partido de izquierda, disciplinado, democrático, asentado en estructuras de base en todo el territorio y en todos los sectores sociales, libre ya de toda simulación y de todo vestigio clientelar; capaz de actuar como partido electoral, pero, mucho más como partido movimiento. Ése deberá se el perfil y compromiso una vez que ganó hoy el privilegio de dirigir al país.

Una vez pasada la contienda electoral, MORENA deberá actuar en el seno del pueblo para sumergirse en él y encabezar sus demandas y luchas y asegurar que quienes ganaron las elecciones en los más de 20,000 cargos públicos este 2 de junio cumplan su papel como lo hizo AMLO y lo hará Claudia.

El Pueblo de México no va a demandar más, pero, tampoco menos de los nuevos gobernantes.