Por Gerardo Espinoza Cervantes.

A propósito de la próxima conmemoración del día internacional de la mujer, es fundamental recordar que las manos de las mujeres mexicanas han hecho grande al campo mexicano, trabajando codo a codo y de sol a sol con las manos masculinas, siempre en desventaja por lo físico y extenuante de las actividades del sector, situación que se suma a las diferencias salariales y a la discriminación que reciben en todos los ámbitos, todo ello, mientras dirigen y administran sus hogares, y hay que agregar, que difícilmente se sumarán a las marchas o manifestaciones para la defensa de sus derechos, pero debemos hacer escuchar sus voces, que suenen fuerte y contundentemente en todos los rincones de México y el mundo entero.

Hoy día se comenta y discute la posibilidad de que sea una mujer quien ocupe la presidencia de la república, por el hecho de ser mujer, tener sus idéales firmes o simplemente por hecho de ser sensible a las causas del pueblo, como lo ha sido AMLO durante su sexenio, pero simplemente debeos voltear la mirada al campo mexicano para darnos una idea de lo que una mujer puede lograr, en donde a pesar de tener todo en contra puede hacer un gran papel y ser la motivación que transforme los hogares, las regiones y porque no, una gran nación como lo es nuestro país.

Basta recordar algunos datos del 2022, en donde la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural estimaba que 992 mil mujeres trabajaban en el sector primario y un 83.9 % lo hacían en la agricultura, destacando que además de las actividades laborales en el campo, las mujeres se encargan de todo lo relacionado con la administración del hogar y el cuidado de los hijos; también señalan las condiciones laborales que viven día con día, que en su gran mayoría se dan en un ambiente de acoso laboral y sexual por parte de sus patrones o compañeros de trabajo. Por lo anterior, urge que una mujer tome la dirección del país y que con una visión femenina desarrolle políticas públicas que realmente contribuyan a mejorar las condiciones laborales de las mujeres del campo mexicano, pero con carácter de urgente. De ahí que la mejor alternativa para legislar en favor de las mujeres es la Dra. Claudia Sheinbaum Pardo, quién en la Ciudad de México presentó la iniciativa “el agresor sale de casa”, con la intención de proteger a las mujeres de sus agresores y sean estos los que deban salir de casa, contrario a lo que sucedía, en donde la mujer debía abandonar el hogar, revictimizándola y estigmatizándola socialmente.

Cuando se vuelvan a preguntar si una mujer tiene lo necesario para dirigir al país, es necesario voltear la mirada al campo mexicano, porque ahí se encuentra el semillero de la grandeza de nuestro país, mujeres que día con día luchan por salir adelante, sacar adelante un hogar, hacer producir la tierra, que alimenta a la población y en muchos casos, son el combustible que impulsa a sus descendientes a ser factor de cambio, pero requieren la continuidad de la transformación del país, que sin lugar a duda, se encuentra en la figura de Claudia Sheinbaum.

Seguiremos escuchando a los conservadores rasgarse las vestiduras por la desaparición del INE, por perder sus grandes privilegios y poner en los labios de los mexicanos, palabras tan huecas y sin sentido que no son eco de las voces de los mexicanos auténticos y de a pie, aquellos de las manos maltratadas, pero que, además no representan el sentir de quienes viven en condiciones paupérrimas y que tampoco pueden alzar la voz para defender sus derechos, por ello, debemos hacer sonar alto y fuerte que los mexicanos queremos que siga la transformación, y por el bien de todos, primero los pobres, primero el campo mexicano, primero nuestras mujeres agrícolas.