Como lo hemos mencionado en entregas anteriores, la intención de estos textos breves es hacer notar el compromiso y la vinculación que, casi por default, tiene el proyecto transformador de gobierno que maneja la Dra. Sheinbaum y lo principios de la Nueva Escuela Mexicana (NEM).

Como sabemos, la NEM es una norma que entrará en vigor en el próximo ciclo escolar y que, entre otros elementos clave, pretende romper una lógica neoliberal de enseñanza propugnando valores no solo locales sino globales y universales.

Entendiendo que si bien la lógica de construcción de lo que nos identifica como mexicanos tiene una vena nacionalista, esta construcción identitaria va más allá del individualismo y del localismo que nos pone a competir como ciudadanos por el éxito (económico, social y cultural) y más bien propugna por entender que la particularidad de México como país y como sustento de identidad, se enmarca en un proceso global de convivencia.

Una convivencia que, en códigos y modos de comportamiento, les son cotidianos, tanto al ciudadano francés como al ciudadano chino o colombiano o guatemalteco. Y que, en esa lógica global, lo mexicano, el “ser” mexicano, no es más que una construcción social que parte de una lógica de construcción de identidades, pero que se espera, sea parte de una solidaridad global, de un desarrollo común como humanidad, con respeto por la dignidad humana, la diversidad y la interculturalidad.

En este sentido, la NEM además propone una “Responsabilidad ciudadana” que propicie el bienestar de todos, partiendo de lo local, es cierto, pero mirando el horizonte de la globalidad. Una visión no anquilosada en el pasado sino abriendo horizontes para el intercambio cultural, la colaboración, el conocimiento y reconocimiento del otro, el respeto y la paz.

Así, como parte del segundo principio que fundamenta le NEM, se propone que la responsabilidad ciudadana implique la aceptación de derechos y deberes personales y comunes. Se establece además que “las y los estudiantes formados en la NEM respetan los valores cívicos esenciales de nuestro tiempo: honestidad, respeto, justicia, solidaridad, reciprocidad, lealtad, libertad, equidad y gratitud, entre otros.” (SEMS-SEP, 2019).

Como buena científica y política que es, Claudia Sheinbaum Pardo, entiende, porque lo deja claro en cada mitin y en cada declaración, que los deberes ciudadanos forman parte de una lógica que la cultura política del viejo régimen, es decir la fomentada por el neoliberalismo y acorde con las encomiendas del capitalismo salvaje entre 1982 y 2018, adormeció. Fundamentalmente en favor de un supuesto beneficio para todos. Pero que ahora sabemos, ha beneficiado enorme y cuantiosamente solo a unos cuantos.

El Liberalismo, entendido como doctrina política, en sus orígenes allá por finales del siglo XVIII y principios del XIX propuso tres palabras, tres conceptos que cambiaron el mundo: libertad, igualdad y fraternidad (este último devenido en solidaridad). Lo que propone la NEM, entendemos que caza a la perfección con el panorama y con la idea de ciudadanía que tiene la Doctora Sheinbaum, pues ella, más allá de su vinculación local, la cual ha dejado clara por ejemplo con su compromiso con los pueblos originarios de Michoacán en su época de estudiante (véase https://n9.cl/i4fmpr), parte de una lógica transformadora, de desarrollo de la conciencia social y económica, pero con respeto por la dignidad humana y la interculturalidad. Es decir, entendiendo la ciudadanía como una conciencia del beneficio común, de la lógica de entender la libertad como no sujetos a opresión, la igualdad como la observancia irrestricta del mismo derecho para todas y todos, sin distinción de raza o ingreso y la fraternidad (solidaridad) como la distribución equitativa de la riqueza.

Así, solo cabría destacar que, tanto el proyecto de Sheinbaum (acorde con la continuidad del proyecto transformador que es la 4T) como este principio de la NEM pretenden la construcción de una ciudadanía formada en responsabilidades que además prepare ciudadanos y estudiantes que velen por

los derechos humanos; desarrollar conciencia social y económica, lo que significa que [estén] a favor del bienestar social, sienten empatía por quienes están en situación de vulnerabilidad y promueven una cultura de paz para el fortalecimiento de una sociedad equitativa y democrática. (SEMS-SEP, 2019).

Las y los estudiantes formados en la NEM, por tanto:

Respetan y practican los valores cívicos esenciales de nuestro tiempo: amistad, bondad, fraternidad, generosidad, gratitud, honestidad, humanismo, humildad, igualdad, justicia, laboriosidad, lealtad, libertad, perseverancia, prudencia, reciprocidad, respeto, solidaridad, superación personal, tolerancia.”

Poseen conciencia social, están a favor del bienestar social, sienten empatía por quienes están en situación de vulnerabilidad y promueven una cultura de la paz. Encuentran en la adquisición de saberes y habilidades la base para su desarrollo individual y también la responsabilidad de utilizarlos en favor de su comunidad. Promueven la participación en la búsqueda del bienestar social, reconociendo los canales y espacios en que sus causas se pueden atender, fomentan la convivencia armónica y resuelven los conflictos priorizando el consenso en una cultura de paz y con un hondo sentido comunitario. Respetan el derecho ajeno y exigen respeto al propio derecho. Favorecen el respeto y ejercicio de los derechos humanos en el marco de la diversidad para el fortalecimiento de una sociedad equitativa y democrática. (SEMS-SEP, 2019).

En resumen, la NEM promueve la formación ciudadana y a través de ella, la responsabilidad que implica el ejercicio de libertades y la adquisición de derechos. Las y los estudiantes desarrollan la conciencia social que les permite actuar con respeto a los derechos humanos, y comprender que su participación es importante y tiene repercusiones en su grupo y comunidad.

Una prospección que la Dra. Sheinbaum tiene muy clara, y que le tocará consolidar dentro del proyecto transformador de la vida pública de México que comenzó en 2018.